Para la presentación, se contó con Arcadio Gutiérrez (Enerclub), Claudio Rodríguez (Enagas) y Antonio Gella (Gas Natural Fenosa). Se destacó, en esta sesión, que vivimos momentos con crecientes vulnerabilidades e incertidumbres, y donde han surgido nuevos tipos de amenazas, algunas de ellas relacionadas con la mayor digitalización de nuestras economías o las inestabilidades geopolíticas. Este contexto, hace que la gestión de riesgos tenga que tener, hoy en día, una visión más amplia.
A continuación, tuvo lugar la conferencia inaugural que corrió a cargo de Johan Bergström (Universidad de Lund), quien estuvo acompañado por Elisabeth Viladomiu (Institut Cerdà).
Bajo el título “Is being resilient any different from being safe?”, la ponencia del profesor se centró en tres ideas principales y que, en ocasiones, pueden ser difíciles de aceptar: los incidentes no son buenos predictores de los accidentes (hay que monitorear algo más); los accidentes pasan cuando gente normal trabaja de forma normal; y lo que se considera normal va cambiando con el tiempo.
Entre otras ideas, habló además de las distintas fronteras dentro de una organización (la del riesgo, la económica y la de la carga de trabajo) que hay que equilibrar continuamente y que no se pueden sobrepasar. Con la dificultad añadida de que la línea del riesgo es muy fina y no se sabe donde se sitúa realmente.
Seguidamente, grandes expertos en la materia de diversos ámbitos (incluyendo el sector empresarial, el Académico, la Administración) tuvieron la oportunidad de debatir en torno a las tres grandes fases de la gestión del riesgo y crisis operacionales: la primera, centrada en la identificación de las amenazas / vulnerabilidades y en la prevención; la segunda, centrada en la respuesta y en frenar las posibles crisis derivadas; y la tercera, centrada en la recuperación, reconstrucción y análisis. Se destacó, además, la importante labor de las distintas administraciones que velan a través de sus reglamentos por la seguridad de las instalaciones, así como de las empresas aseguradoras que también aportan mucho conocimiento. “Hoy en día las crisis no se pueden gestionar solas, es crucial la colaboración entre actores”.
En la primera de las mesas, se profundizó, entre otros temas, en el concepto de preparación previa, en cuya tarea “el tiempo es un aliado”. La preparación incluye varias acciones (identificación de escenarios, cómo resolverlos, dotar al protocolo con medio físicos y humanos). Según se indicó, es muy importante en esta fase la formación y lo simulacros.
En la segunda mesa, el principal mensaje destacado fue que la colaboración público-privada y privada-privada es un factor clave en la gestión de crisis. “Este tipo de colaboración ha evolucionado positivamente pero hay margen de mejora”. Adicionalmente, se debatió sobre los planes para la gestión de crisis, que son fundamentales y que tienen que ser flexibles, estar ensayados y ser gestionados por equipos multidisciplinares.
La jornada terminó con la tercera y última mesa, centrada en la fase de recuperación, donde se puso de manifiesto que la preocupación máxima de esta fase es la protección de los afectados. Los ponentes debatieron sobre cómo las exigencias sociales actuales llevan a tener que dar respuestas inmediatas y concluyendo que, en comunicación, hay que acercase al tiempo real pero siempre con información veraz.