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BP Energy Outlook 2030

Las economías emergentes irán a la cabeza del consumo energético en 2030

Se prevé que las economías emergentes, como China, India, Rusia y Brasil, ocupen los primeros puestos en cuanto a consumo de energía en el mundo en los próximos veinte años, y se espera que se acelere la introducción de medidas de eficiencia energética más eficaces, según las últimas proyecciones sobre tendencias energéticas de BP, publicadas en el BP Energy Outlook 2030.

El «caso base», o proyección más probable, utilizado por BP apunta a un incremento del uso de la energía primaria de alrededor del 40% en los próximos veinte años, correspondiendo un 93% a los países que no forman parte de la OCDE (la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Se espera que la cuota de demanda energética global de estos países pase de tan solo poco más de la mitad en la actualidad a dos tercios.

En el mismo periodo, la intensidad energética, una medida clave relativa al uso de la energía por unidad de producción económica, va camino de mejorar globalmente, gracias a los rápidos avances, en cuanto a eficiencia se refiere, registradas en esas mismas economías ajenas a la OCDE, conforme a las citadas proyecciones.
Según el informe de BP, la diversificación de las fuentes de energía es cada vez mayor y se prevé que los combustibles no fósiles (energía nuclear, hidráulica y renovables) se conviertan, en su conjunto y por primera vez, en la fuente de energía que registre el mayor crecimiento. Se espera que entre 2010 y 2030, la contribución de las renovables (energía solar, eólica, geotérmica y biocarburantes) a dicho crecimiento pase del 5% al 18%.
Se calcula que el gas natural será el combustible fósil que registrará un crecimiento más rápido y que, probablemente, el carbón y el petróleo pierdan cuota de mercado, a medida que los combustibles fósiles vayan experimentando menores tasas de crecimiento. Se estima que el uso de estos últimos como energía primaria decaiga de un 83% a un 64%. La demanda de petróleo en la OCDE alcanzó sus mayores cotas en 2005 y se espera que en 2030 vuelva a alcanzar niveles próximos a los de 1990. Los biocarburantes supondrán un 9% del combustible utilizado en el transporte en el mundo.

Este informe es el primer análisis de perspectivas presentado por BP tras 60 años publicando históricos de datos en el anuario BP Statistical Review of World Energy.

Con motivo del lanzamiento del BP Energy Outlook 2030, el Consejero Delegado del Grupo, Bob Dudley, afirmó: «Los temas que abarca este documento son de gran alcance: el intento de proporcionar energía para impulsar la economía global, de manera sostenible, en una era de crecimiento sin precedentes. Creo que una de nuestras responsabilidades es compartir la información de la que disponemos, aportar datos al debate sobre la energía y, en la actualidad, sobre el cambio climático».
«Lo que productores, gobiernos y consumidores quieren es una energía segura, asequible y sostenible. Pero a escala global, esto no sigue siendo más que una aspiración. Para convertirla en una realidad en las próximas dos décadas, necesitamos políticas inteligentes y orientadas al mercado con las que proporcionar la energía que necesitamos de forma razonable, sin inhibir el desarrollo económico o poner en peligro las mejoras en el nivel de vida del que disfrutan en la actualidad miles de millones de personas en todo el mundo.»

«Debe quedar claro que el caso base que recoge el informe es una proyección y no una propuesta. Refleja, de forma imparcial, lo que creemos que ocurrirá con más probabilidad, teniendo en cuenta las evidencias. Por ejemplo, no somos tan optimistas como otros acerca de la reducción de las emisiones de carbono. Pero eso no quiere decir que nos opongamos a que se avance en ese sentido. Como probablemente sabrán, BP ha instado a los gobiernos durante 15 años a que tomen medidas más serias, entre ellas, la aplicación general de un precio al carbono. En nuestro caso base, asumimos que los países continúan haciendo progresos en relación con el cambio climático en base a los niveles de compromiso político presentes y previstos. Sin embargo, para mí personalmente, se trata, sobre todo, de una llamada de atención.»
Puntos más importantes
Según las proyecciones que se recogen en el «caso base» de BP, la demanda de energía primaria en el mundo aumentará un 1,7% de media al año entre 2010 y 2030, a pesar de una ligera desaceleración a partir de 2020. En los países que no pertenecen a la OCDE, el consumo será un 68% mayor hacia 2030, con un crecimiento medio del 2,6% al año, y representando un 93% de la demanda global energética. Por su parte, en los países de la OCDE se registrará un crecimiento medio del 0,3% al año hasta 2030, y a partir del año 2020, el consumo de energía per capita en estos países irá en declive, registrando un -0,2% al año.

Se prevé una ralentización del consumo de combustibles para el transporte, coincidiendo con una disminución en los países de la OCDE. La demanda total de petróleo y otros líquidos en la región alcanzó su máximo en 2005 y volverá a niveles cercanos a los de 1990 en 2030. Hacia finales del periodo, decrecerá definitivamente la demanda de carbón en China, país que se convertirá en el mayor consumidor de petróleo del mundo.
Se calcula que la OPEP incrementará su cuota de producción global de petróleo hasta alcanzar un 46%, un porcentaje no visto desde 1977. Al mismo tiempo, es probable que la dependencia por parte de Estados Unidos de las importaciones de petróleo (y de gas) caiga a niveles no vistos desde la década de los 90, gracias a los mejores niveles de eficiencia en el uso de combustibles y a una utilización creciente de los biocarburantes. El consumo global también se ve afectado por la subida de los precios del petróleo en los últimos años y una reducción gradual de las ayudas en los países importadores de petróleo.

El «mix» de combustibles cambia con el paso del tiempo, dejando constancia de la larga vida de los activos. El petróleo, excluyendo los biocombustibles, crecerá a un ritmo relativamente lento del 0,6% al año. Otro combustible fósil, el gas natural, lo hará más rápido, a más del triple de la tasa proyectada para el petróleo, al 2,1% al año. Por su parte, el consumo de carbón aumentará en un 1,2% al año y es probable que hacia el año 2030 se sitúe al mismo nivel que el petróleo, excluyendo los biocarburantes. Se corre el riesgo de que la importancia dada en los países de la OCDE a las políticas sobre emisiones quede más que contrarrestada por el aumento de éstas en los países con economías emergentes.
La energía eólica, la solar, los biocarburantes y otras renovables continuarán afianzándose. Sus cuotas de participación en el consumo de energía primaria pasarán de menos de un 2% en la actualidad a más del 6% proyectado para 2030. Los biocarburantes supondrán un 9% del combustible empleado en el transporte y las energías nuclear e hidráulica registrarán un crecimiento sostenido, haciéndose con una mayor cuota de mercado en el consumo total de energía.

«La ralentización del consumo en el sector del transporte está relacionada con la subida de los precios del petróleo, las mejoras en la eficiencia de los carburantes, la saturación de vehículos en las economías maduras, las mayores cargas impositivas y la escasez de ayudas previstas en las economías en fase de desarrollo», afirmó Christof Rühl, Director del Dpto.de Macroeconomía de BP, y responsable del equipo que ha elaborado el informe. «En cuanto a porcentajes, la caída en la demanda de petróleo es más patente en generación de electricidad (-30%), pues es aquí donde resulta más fácil sustituirlo por gas o renovables, aparte de ser el sector que más probabilidades tiene de incorporar el precio del carbono.»
Intensidad energética
Desde 1900 la población del mundo se ha más que cuadruplicado, la renta real (medida en términos de Producto Interior Bruto) se ha multiplicado por 25 y el consumo de energía primaria por 23. En palabras de Rühl, «la economía energética moderna se ha visto definida por la evolución de la industrialización, la urbanización, la motorización y la subida de los niveles de renta».

La energía por unidad de renta, medida como PIB, sigue cayendo a un ritmo acelerado. Según Rühl, «así se refleja en nuestras previsiones hasta 2030, no solo con respecto a la media global, sino para casi todos los países y regiones clave. La combinación de una mayor eficiencia y de un cambio estructural a largo plazo hacia actividades con menor exigencia energética, al tiempo que se desarrollan las economías, apuntala esta tendencia».
El consumo en los países no miembros de la OCDE
Se prevé que la demanda global de combustibles líquidos alcance los 102,4 millones de barriles al día en 2030. El crecimiento neto de 16,5 millones de barriles al día en los próximos 20 años corresponderá exclusivamente en las economías emergentes de fuera de la OCDE. «Los países asiáticos no pertenecientes a la OCDE serán responsables de casi dos tercios del aumento del consumo en los próximos 20 años en los países no miembros de la OCDE y de más de tres cuartos de la subida neta global, incrementándose en cerca de 13 millones de barriles al día», afirmó Rühl.

«En cuanto a nuevo suministro, los mayores incrementos procederán de la OPEP -crudo convencional de Arabia Saudí e Irak, así como líquidos del gas natural, que no están sujetos a cuotas de la OPEP.»

Es probable que los líquidos procedentes de fuera de la OPEP registren un crecimiento moderado, gracias a un importante incremento en el uso de biocombustibles, acompañado, si bien de forma más modesta, por las reservas de las arenas bituminosas de Canadá, las reservas en aguas profundas de Brasil y la antigua Unión Soviética, que compensan una tendencia constante a la baja en las áreas maduras.
Sustitutos del petróleo
Según las proyecciones recogidas en el informe, la cuota de mercado del petróleo seguirá en declive a largo plazo, mientras que el gas ganará cuota a un ritmo constante. El reciente aumento de la cuota del carbón, debido a la rápida industrialización de China e India en particular, revertirá en 2030, momento en el que las cuotas de mercado de los tres combustibles fósiles convergirán, posicionándose alrededor de un 27%. El «mix» diversificado se ve más claramente si se analizan sus cuotas de crecimiento. Durante el periodo 1990-2010, los combustibles fósiles representaron un 83%; es probable que en los próximos veinte años supongan un 64%. Las energías renovables (salvo la hidráulica) y los biocombustibles representarán, en conjunto, un 18% del incremento del consumo de energía hasta 2030.

«La diversificación del “mix” está estrechamente ligada a los avances producidos en la generación de electricidad. Este sigue siendo el sector que registra un mayor crecimiento, representando un 53% del consumo de energía primaria en 1990-2010 y un aumento estimado del 57% en 2030. En cuanto al uso final, es la industria la que determina el crecimiento del consumo final de energía. La importancia del transporte está debilitándose. En los últimos 20 años, la demanda de energía en este sector creció, aproximadamente, al mismo ritmo que la demanda total de energía, pero en los próximos 20 años, lo hará mucho más despacio que el total de energía», aclaró Rühl.

«El descenso de la demanda de petróleo en los países de la OCDE se concentra principalmente en sectores no relacionados con el transporte, donde es relativamente más fácil sustituir el petróleo por gas o por las energías renovables. Está previsto que, a partir del año 2015, también disminuya la demanda en dicho sector en los países de la OCDE, puesto que la tecnología y las políticas que se implanten aumentarán el grado de eficiencia de los motores.»
Crecimiento de los biocarburantes
Se espera que la producción de biocarburantes alcance los 6,7 millones de barriles al día en 2030, frente a los 1,8 de 2010, representando un 125% del crecimiento neto del suministro fuera de la OPEP en los próximos 20 años. La mayor incidencia de las políticas en este sentido, la subida de los precios del petróleo y las continuas innovaciones tecnológicas contribuirán a su rápida expansión.

Estados Unidos y Brasil seguirán dominando la producción de biocarburantes con un 76% de la producción total en 2010, aunque cayendo al 68% en 2030 debido al incremento de la producción en la zona de Asia-Pacífico.

«El “mix” global continuará diversificándose, pero los combustibles no fósiles serán, por primera vez, fuentes importantes del crecimiento de la oferta», señaló Rühl.
Política medioambiental
El informe asume una actuación continua por medio de políticas que aborden el cambio climático y la seguridad energética, en base a la tendencia actual de compromiso político. BP ha desarrollado una «hipótesis de política» alternativa para valorar las implicaciones que tendría un compromiso político significativamente mayor, que se traduciría en medidas más estrictas.

«El enfoque principal consiste en reducir la dependencia de los combustibles que producen emisiones de carbono de forma intensiva. Esto puede conseguirse a través de múltiples instrumentos políticos, como, por ejemplo, las distintas formas de poner precio al carbono», afirmó Rühl.

Para BP, prosiguió Rühl, «las emisiones globales alcanzarán su nivel más alto justo después de 2020, pero seguirán estando un 20% por encima de los niveles de 2005. Las emisiones aún se prevén muy por encima de las recogidas en el denominado “Escenario 450” definido por la Agencia Internacional de la Energía. Esto pone de relieve que aún será necesario tomar medidas después del año 2030 para que el mundo se halle en una situación “de seguridad”».

Según esta hipótesis, podrían recortarse las emisiones si a una mayor eficiencia le unimos el cambio de combustibles (pasando del carbón al gas y de combustibles fósiles a nuclear, hidráulica y renovables) y la introducción de la captura y el almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés), tanto en las centrales eléctricas de carbón como de gas.

Fuente: BP

Descargar informe Energy Outlook 2030 (pdf, 1379KB)

Tablas de consumo y producción por regiones

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