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La oportunidad de la transición energética.
Sin lugar a dudas, España está muy bien posicionada y cuenta con los medios y capacidades necesarios para enfrentarse al reto de la transición energética. Nuestro país dispone de unos recursos de energía renovable envidiables, principalmente el sol y el viento, y cuya explotación ha experimentado un crecimiento importante durante los últimos años. Como ejemplo, la potencia instalada de la solar fotovoltaica ha pasado de 4.712MW en 2018 a 10.013MW en 2020 (datos de Red Eléctrica).
El nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) incide en esta línea ascendente de las energías renovables con unos objetivos a la vez asumibles y ambiciosos. En 2030 España habrá pasado a ser un exportador neto de energía en vez de ser importador, con un 42% de uso de energías renovables en consumos finales. Junto con una mejora de la eficiencia energética prevista del 39,5%, las emisiones de gases de efecto invernadero caerán un 23%. Pero además de estos efectos medioambientales positivos, este plan constituye una apuesta por el crecimiento económico, la reindustrialización y el crecimiento de nuevos empleos en este sector…