Arcadio Gutiérrez destacó que este informe, es el primero realizado por la Agencia centrado en las redes eléctricas a nivel global y que pone de manifiesto la importancia del despliegue de las mismas. El director general del Club añadió que se incorporará al resto de informes de este organismo que se presentan en la Asociación. Siguiendo esta línea, la Comisión Europea publicó un Plan de Acción para el desarrollo de las Redes en Europa (Actions to accelerate the roll-out of Electricity Grids).
Electricity Grids and Secure Energy Transition
El responsable de la AIE, Pablo Hevia-Koch expuso que este informe se basa principalmente en el Announced Pledges Scenario (APS) de la AIE, en el que se tiene en cuenta que se cumplen en su totalidad los objetivos anunciados por cada país y en los plazos establecidos. En este escenario, la energía eólica y la solar fotovoltaica representarían más del 80% del aumento de la capacidad energética mundial en las próximas dos décadas, frente al 40% de las dos anteriores.
Para alcanzar los objetivos globales de clima y energía, la demanda de electricidad tendría que aumentar un 20% más rápido en la próxima década respecto a la anterior. Además, es imprescindible modernizar y ampliar 80 millones de kilómetros de redes a 2040 (equivalente a toda la red mundial existente). Son también esenciales cambios en las infraestructuras, la planificación y la gestión de las redes.
Respecto a la inversión en redes, prácticamente estancada, debería duplicarse por encima de los 600 mil millones de dólares anuales (USD 600 billion) en 2030, en línea con la inversión en energías renovables (casi el doble desde 2010). El experto de la Agencia señaló que existe un gap entre ambas. El informe identifica 3.000 GW de proyectos renovables, de los cuales 1.500 GW están en estado avanzado, a la espera de conexión a la red, cantidad equivalente a multiplicar por cinco la suma de la capacidad instalada de energía solar fotovoltaica y eólica en el mundo en 2022.
Por tanto, es esencial la digitalización y la modernización de las redes de transporte y distribución, así como disponer de mayor flexibilidad para adaptarse a los cambios en la producción, incluyendo mecanismos de respuesta de la demanda y almacenamiento. La flexibilidad de las redes tendría que duplicarse entre 2022 y 2030.
El informe incorpora un nuevo escenario llamado Grid Delay Case que analiza lo que sucedería si la inversión y las reformas regulatorias no aumentasen al ritmo necesario. La principal consecuencia, es que se frenaría el crecimiento de las energías renovables. Así, las importaciones mundiales de gas en este escenario se incrementarían en 80 bcm/año a partir de 2030, frente al escenario de compromisos anunciados y las importaciones de carbón, casi 50 Mt más. En total, esta importación extra de combustibles fósiles supondría un coste de más de 500 mil millones de dólares.
Además, las emisiones acumuladas de CO2 entre 2030 y 2050 sumarían 58 Mt extra sobre el escenario de políticas anunciadas y la temperatura global superaría los 2ºC, muy por encima del objetivo del Acuerdo de París de 1,5°C. En este escenario, los cortes de suministro serían mucho más frecuentes, con las consiguientes pérdidas económicas. Actualmente, ya cuestan USD 100 billion/año, equivalente al 0,1% del PIB mundial.
Recomendaciones AIE
Entre otras recomendaciones, la Agencia considera urgente comenzar a modernizar y ampliar las redes ya que los plazos de planificación, aprobación y ejecución son muy largos. Disponer de una nueva infraestructura de red puede dilatarse entre 5 y 15 años, frente a los 1-5 años de los nuevos proyectos de energías renovables o por debajo de los dos años en el caso de una nueva infraestructura de carga para vehículos eléctricos. También ampliar y fortalecer las interconexiones dentro de cada país, entre países y entre regiones para que los sistemas eléctricos sean más resilientes e integren mejor la energía solar y eólica. La digitalización será clave para que las redes sean más resilientes y flexibles.
En conclusión, la AIE sugiere actualizar la planificación de forma estratégica, integrada e intersectorial; desbloquear las inversiones mejorando los esquemas de remuneración de las compañías de redes (colaboración público-privado); reforma regulatoria que incentive el desarrollo de las redes; crear cadenas de suministro resilientes a través de carteras de proyectos firmes y transparentes; digitalización de la infraestructura y avanzar en los recursos distribuidos y contar con profesionales cualificados, sobre todo, con habilidades digitales y eléctricas.
Situación de las redes en España
Esta mesa contó con Oliverio Álvarez, socio responsable del sector Energía y Recursos de Deloitte, como moderador. Y con los ponentes: Pedro González, director general de la Asociación de Empresas de Gran Consumo de Energía, AEGE; Marta Castro, directora de Regulación de la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica, AELEC; Francisco Javier López, vicepresidente de la Asociación de Empresas Eléctricas, ASEME; Marta Viñas, directora de Regulación de la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica, CIDE; Aniceto Zaragoza, presidente de la agrupación de fabricantes de cemento de España, OFICEMEN y Julián Díaz, director de Regulación de Red Eléctrica.
Julián Díaz, Red Eléctrica. Necesario acelerar el consumo eléctrico y, como consecuencia, disponer de más redes para integrar el vehículo eléctrico, bombas de calor, hidrógeno renovable, etc. Importante un modelo regulatorio estable, predecible, que refleje los costes reales de las redes y una planificación a largo plazo. También abogó por interconexiones y por la agilización de los permisos.
Marta Castro, AELEC. Apostó por duplicar las inversiones para alcanzar la transición energética. Los reguladores deberían poner el foco sobre el cumplimiento de los plazos necesarios. A favor de una planificación dinámica, intersectorial, que cuente con la demanda y desbloquear inversiones. Nuevo modelo en la operativa y la monitorización de las redes que exige de la digitalización.
Marta Viñas, CIDE. Las redes son clave para alcanzar la transición de forma exitosa. Inversión en tecnología para avanzar en la digitalización de las redes con los cambios producidos en el modelo de redes. Marco regulatorio que anticipe las inversiones, un modelo retributivo acorde a las inversiones. Anticiparnos a las necesidades del usuario final.
Francisco Javier López, ASEME. Sin la red de distribución no habrá transición. Hay muchos usos que aún no sabemos cómo se van a conectar a la red. El compromiso y la calidad del suministro para la sociedad, no está en duda”. Las inversiones y las tecnologías aplicadas pueden quedarse obsoletas en pocos años. La colaboración público-privada es fundamental.
Aniceto Zaragoza, Oficemen. Compromiso claro de descarbonización, asumiendo grandes inversiones. Las interconexiones, serán fundamentales. También la eficiencia energética. Y destacó la aceleración del permitting, ya que una red de alta tensión puede tardar 10 años en estar en funcionamiento.
Pedro González, AEGE. Destacó que 9 de cada 10 unidades eléctricas tienen que estar descarbonizadas en 2030 y alcanzar un 75% de la descarbonización. Esto debe ir unido a un aumento de la demanda eléctrica, para lo cual la fiscalidad y la política industrial son fundamentales. Hay por tanto que redefinir los objetivos que deben partir del lado de la demanda.
Informe disponible: https://www.iea.org/reports/electricity-grids-and-secure-energy-transitions