España se ha convertido en la capital mundial del clima con la celebración de la Cumbre para el Cambio Climático (COP25), en la que la Comisión Europea ha presentado su propuesta de European Green Deal. Para Miguel Antoñanzas, presidente de Enerclub: “Este Pacto Verde Europeo, supone elevar la ambición europea en sus objetivos climáticos, colocando la sostenibilidad medioambiental en el centro de las políticas europeas con el objetivo de convertirnos en el primer continente climáticamente neutro de aquí a 2050, al tiempo que se crean nuevos puestos de trabajo y mejora nuestra calidad de vida”.
El European Green Deal incluirá, entre otras iniciativas, la primera ley europea para el clima con objetivos a 2030 que intentará aumentar el objetivo de reducción de emisiones al 55%. Daniel Calleja, director general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, presentó en Enerclub los objetivos del Pacto, y su repercusión en la economía, el medio ambiente y en el ciudadano, protagonista del proyecto de la UE.
Señaló que vivimos en un momento de transición y cierta inestabilidad a todos los niveles. Sin embargo, ninguna circunstancia es tan crítica como las cuatro crisis ecológicas a las que nos enfrentamos: crisis climática, de biodiversidad, sobreexplotación de recursos y contaminación. Ante esta situación, Calleja dio tres respuestas: la agenda de desarrollo sostenible, el Acuerdo de París y, a nivel europeo, el Pacto Verde Europeo.
El Pacto Verde Europeo es la prioridad de la nueva Comisión Europea y “será la estrategia de crecimiento para Europa”, según las palabras de la nueva presidenta. En total, la nueva Comisión ha establecido seis prioridades: promover un pacto verde europeo, un plan económico al servicio de los ciudadanos, una Europa preparada para la era digital, protección de nuestra forma de vida, una Europa más fuerte a nivel global y un nuevo impulso europeo a la democracia.
El principal objetivo del Pacto Verde es que Europa lidere con actuaciones concretas, la neutralidad climática, energía limpia, segura y asequible, transporte más sostenible, economía circular, preservar el parque natural de Europa y modernizar la agricultura, completado con la financiación hacia la descarbonización y una transición justa. En definitiva, dijo, “se busca realizar una transición coherente”.
Entre las actuaciones sobre el clima, citó la reducción en un 50% de las emisiones para 2030 intentando llegar al 55% y el objetivo de neutralidad climática para 2050, así como la ampliación del régimen de derechos de emisión, y un impuesto sobre el carbono en frontera que busca evitar las desigualdades de competencia entre las empresas europeas. Sobre la biodiversidad, las acciones se enfocan a la protección, restauración e integración de esta, junto a medidas de financiación.
En relación a la economía circular, indicó que la industria europea solo recicla un 12% de los materiales totales. El plan de acción propuesto por la CE en este sentido, se basa en afrontar todas las fases del ciclo productivo donde todos los productos que estén en el mercado sean reciclables, sobre todo en aquellos sectores de mayor impacto, como el textil o la construcción. Para lograrlo, resaltó Calleja, “la clave es unir la digitalización a la economía circular”. Esta es la estrategia industrial que propondrá la CE. Sobre el objetivo de cero contaminación, presentó un enfoque integrado en el que reforzar el marco legislativo con una aplicación más estricta, apostando por la innovación y la financiación.
Para tener éxito, hay que actuar en los cuatro sistemas económicos de mayor impacto: energía, movilidad, alimentación y construcción e infraestructuras. Sobre la energía, afirmó que es imprescindible alcanzar la descarbonización para conseguir los objetivos climáticos a 2030 y 2050, ya que su producción y uso, representan más del 75% de las emisiones de GEI de la UE. Propuso un mercado energético integrado e interconectado, con el foco en los consumidores, en las infraestructuras inteligentes, la energía asequible, la eficiencia energética y el ecodiseño de los productos, entre otros aspectos.
El transporte supone un 25% de las emisiones de la UE y se necesitaría una reducción del 90% en las emisiones para 2050, con el objetivo de lograr la neutralidad climática. Apuesta por el transporte multimodal, automatizado y conectado, promover los carburantes sostenibles y la importancia de las ciudades. Apoyo a los consorcios industriales para impulsar el desarrollo de las baterías. El sistema alimentario causa el 30% de las emisiones, por lo que es fundamental contar con un sistema alimentario sostenible apoyando a los agricultores en toda la cadena de valor.
En relación a la eficiencia energética, destacó que los edificios representan el 40% de la energía consumida. Hoy en día, la tasa de renovación anual del parque inmobiliario varía del 0,4 al 1,2% en los estados miembros y la tasa en edificios públicos debería al menos duplicarse. En este punto, resaltó el diseño circular y mayor digitalización.
A la pregunta de cómo se van a financiar todas estas medidas, respondió que a través de un plan de acción de las finanzas sostenibles, la clasificación de las actividades para determinar las que son sostenibles y las que no lo son (taxonomía), contando con una transición justa para los sectores y regiones con más dificultades a través de medidas de acompañamiento, un plan europeo de inversión sostenible, el BCE será el banco climático europeo en 2030, y el respeto del Acuerdo de París en todos los futuros acuerdos comerciales a nivel global.
Daniel Calleja concluyó que este pacto es una necesidad para la sostenibilidad y un nuevo marco para asociar a los ciudadanos, sobre todo a los más jóvenes, con el proyecto europeo, además de ser una estrategia de crecimiento, de competitividad, de reducción de costes y de eficiencia, con especial foco en la transición justa, “porque si no resolvemos los problemas sociales, ningún otro objetivo podrá lograrse”. Concluyó con una frase de Benjamin Franklin: “la energía y la persistencia conquistan todas las cosas”.