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Almuerzo conferencia con el Director General de Medio Ambiente de la Comisión Europea.

Arturo Gonzalo Aizpiri, Vicepresidente de Enerclub, y Ángel Luis Bautista Fernández, Director de Relaciones Institucionales en Repsol, empresa patrocinadora del acto, abrieron el almuerzo-conferencia en el que participó Daniel Calleja, Director General de Medio Ambiente de la Comisión Europea.

En el acto, celebrado el pasado 23 de junio, también participó Pablo Saavedra, Secretario de Estado de Medio Ambiente, quien, entre otras materias, resaltó la importancia de los impactos del cambio climático en todas las esferas y recordó la importancia del Acuerdo del clima de París por «ambicioso» y por tener medidas «reales», con contribuciones nacionales por parte del 97 % de los Estados miembro de Naciones Unidas.

Tras la intervención del Secretario de Estado, tomó la palabra el Director General de la Comisión centrando su presentación en la política de medio ambiente de la Unión Europea, como política común, similar a la política agrícola o la política de transportes. Se trata de una de las políticas en la que Europa tiene más competencias, compartida con los Estados miembros, y en la que la Unión Europea ha desarrollado en los últimos años una gran actividad.

Destacó, además, que somos la región del mundo líder en normativa medioambiental. “No hay ninguna otra región del mundo con 500 millones de habitantes que tenga normas comunes en aspectos esenciales como la calidad del aire, el agua, los residuos el sector químico, las emisiones industriales, la biodiversidad, o el cambio climático”. “Somos en este sentido un modelo, un ejemplo para muchos países”, añadió.

Según el Sr. Calleja, otro aspecto importante de la política medioambiental es el hecho de que Europa “habla con una sola voz”. “La Comisión Europea negocia en nombre de los 28 países y ejerce un liderazgo muy importante a nivel internacional”, expuso.

A continuación, centró su conferencia en las cuatro grandes políticas de la Comisión en materia medioambiental: cambio climático; unión energética; economía circular; y, por último, movilización de inversión.

La transición hacia una economía baja en carbono es ahora mismo una prioridad mundial, destacó. Por ello, después del Acuerdo de París, 2016 va a ser el año de la consolidación de la aplicación práctica. Según el Director General, el Acuerdo ha sido el ejercicio de nivelación de las condiciones de competencia más importante jamás alcanzado a nivel mundial.

En relación a la Unión Energética y la necesidad de alcanzar el Mercado Interior, destacó que si Europa no está vertebrada en torno a una red transeuropea de infraestructuras de gas y electricidad, éste no podrá alcanzarse.

Subrayó, además, la relevancia de cambiar el paradigma económico, pasando de un modelo lineal de desarrollo- en el que se extraen los recursos, producen, usan y tiran- a un modelo circular, que pasa por la extracción, la producción, el diseño de los productos, su consumo y también su reutilización. Así, se conseguiría un modelo mucho más eficiente desde el punto de vista de la utilización de los recursos.

Añadió también que “es imposible promover un cambio de modelo sin los medios de financiación adecuados”. En concreto, “el sector energético necesita durante los próximos años una inversión anual de más de 200.000 millones de euros tan sólo en la Unión Europea”.

Finalizó su intervención destacando que la fortaleza de Europa ha sido siempre su capacidad de mirar hacia delante para liderar los cambios y transformaciones económicas y sociales en el mundo. Con esa visión y con esa ambición de luchar contra el cambio climático, de desarrollar una política energética común y de apostar por la economía circular, tenemos la oportunidad de actualizar el proyecto europeo en interés de nuestros ciudadanos. “La solución no es el repliegue nacional sino apostar por más Europa”, concluyó.


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